El joven mendigo
Paulina Nundehui Cortés-López1 y Roberto Arenas2
1 Médico pasante de Servicio Social, Sección de Micología
Hospital General Dr. Manuel Gea González, Ciudad de México
Bartolomé Esteban Murillo fue un pintor barroco español que nació en Sevilla en el año de 1618, quedó huérfano a los nueve años. Comenzó un prematuro aprendizaje en la pintura, sus primeras obras mostraron una corriente tenebrista, se le conoce como uno de los más grandes retratistas del siglo xvii.1,2
Mientras sus colegas retrataban al clero y a la realeza, él se inclinó por plasmar la pobreza y la religión bajo el fuerte claroscuro característico del pintor.2,3
En 1649 Sevilla atravesaba momentos difíciles marcados por la pobreza, la enfermedad y el hambre; la epidemia de peste provocó miles de muertes. Hábilmente Murillo reflejó este ambiente de depresión social en sus cuadros, en los que hizo protagonistas a pobres y mendigos.4
En el Museo del Louvre, en París, se exhibe la famosa pintura Joven mendigo, óleo sobre lienzo, 134 × 110 cm (figura 1) que data de los años 1645-1650,4 en ella aparece un joven sentado en el rincón de una pobre habitación, se encuentra solo, encerrado en sí mismo, con vestimentas rasgadas y pies llenos de suciedad. A su alrededor, en el piso se encuentran los restos de una sencilla comida compuesta por manzanas, camarones y un jarro de agua. El pequeño husmea en su ropa desgarrada y sucia, tal vez en busca de migajas de comida.
Llama nuestra atención el pelo de la cabeza, en ambas regiones temporales y a nivel del vértex, se observan zonas grandes e irregulares de pseudoalopecia, con una coloración blanquecina, intercaladas entre el pelo sano, creemos que se trata de un caso con muchas posibilidades diagnósticas.
Por el entorno y los hábitos socioeconómicos podría tratarse específicamente de una tiña de la cabeza o una pitiriasis amiantácea. No obstante, la pintura se presta al debate, ya que estas áreas de pelo anómalo podrían también corresponder lejanamente a una poliosis por una alteración en la melanogénesis o formar parte de una etiología genética como el piebaldismo, o síndrome de Waardenburg.
Figura 1. Joven mendigo (Bartolomé Esteban Murillo, óleo sobre lienzo, 134 × 110 cm, 1645-1650). |
No es el primer cuadro en el que Murillo retrata una micosis superficial, ya que en Santa Isabel de Hungría curando tiñosos nos muestra la atención hacia estos enfermos. Debido al contexto histórico de Europa en ese tiempo, la edad del joven y la forma de presentación nos orientamos hacia una tiña de la cabeza tricofítica no inflamatoria. Recordemos que en esa época en Europa, la cantidad de niños con tiñas era muy alta.4
En esta obra, una composición magistral y de perfección técnica, Murillo nos deleita con un juego de colores claros y brillantes acompañados de oscuridad, pero no sólo eso, por medio de sus representaciones nos permitió apreciar una enfermedad dermatológica de la mano de la miseria y la pobreza humana, lo que demuestra la extraordinaria capacidad pictórica del artista.
Bibliografía
- Frechmann K, Bartolomé Esteban Murillo, El Prado, Florencia, Scala, 2011, p. 566.
- Museo Nacional del Prado, Murillo, Bartolomé Esteban, 2023. Disponible en https://www.museodelprado.es/coleccion/artista/murillo-bartolome-esteban/314440b0-386b-4b11-81f1-d84809e7704e.
- Rolf T, Pintura del siglo xvii en Italia, España y Francia. El Barroco, arquitectura, escultura, pintura, Barcelona, Könemann, 2004, pp. 416-7.
- Padberg M, La peinture espagnole, París, Éditions Place des Victoires, 2018, pp. 234-52.
- Valtueña Borque O, Cervantes y Murillo, referentes de la infancia española en la Edad de Oro, An R Acad Nac Med (Madrid) 2002; 119(4):663-731.